jueves, 17 de octubre de 2024

UNA MEJOR VÍA! ¿Una reforma fiscal administrativa como opción?

Tomado de El Dinero 

Todos los sectores han tirado el grito al cielo con la propuesta de reforma tributaria que dio a conocer el Gobierno. Nadie se ha quedado callado.

Las voces se escuchan desde diversos ámbitos y rincones. Incluso, este tema ha puesto a hablar hasta a sectores que pocas veces se dejan escuchar.

El Gobierno tiene presión. Y es válido. El presidente Luis Abinader ahora tiene de frente sus propias palabras cuando pregonaba que no era necesario aumentar los impuestos, sino que la opción era gastar mejor.

Es más, llegó a decir que no aumentaría los impuestos. Pero al asumir la administración del Estado se dio cuenta de que tocar violín y guitarra, aunque ambos instrumentos tienen cuerdas, es muy diferente.

No hay duda de que el proyecto de reforma presentado, además, ha sorprendido a todos los sectores productivos del país. Incluso, hay quienes consideran que les faltó sinceridad a las autoridades.

Lo que sí se ha notado, por el nivel de reacción, es que ciertamente lo que se salió a la luz dista mucho de lo que se había acordado con representantes de sectores industriales, de áreas como turismo y cine.

Además, lo que compete al impuesto a la propiedad inmobiliaria ha caído muy pesado, especialmente por su impacto en la clase media, que a final de cuentas carga con más del 80% de la reforma. Si bien desde el Ministerio de Hacienda ha habido un manejo estratégico e inteligente de la deuda, principalmente en lo que tiene que ver con el tiempo de madurez y las tasas, la deuda pública consolidada supera los US$75,000 millones.

¿Es pertinente analizar, luego de cuatro años, los efetos del covid en las finanzas públicas? Ya no tiene justificación.

El presidente Luis Abinader, durante la presentación del Proyecto de Ley de Modernización Fiscal en el Palacio Nacional, expresó que la reforma tributaria constituye una decisión responsable, ya que había sido pospuesta en gestiones anteriores por los efectos políticos.

El panorama plantea una salida muy retadora: habrá presión hacia las direcciones General de Impuestos Internos (DGII) y de Aduanas, esto con atacar la evasión y ser más eficiente en la fiscalización.

Ahora bien, cuando se habla de una reforma fiscal administrativa como opción, de lo que se trata es de impulsar una mejora en las recaudaciones con la mejora en la capacidad técnica y humana de los recaudadores.